Capítulo 2. La Guerra Abierta

El capítulo 2 de «El Arte de la Guerra» de Sun Tzu se titula «La Guerra Abierta». Este capítulo se enfoca en la importancia de la economía y la eficiencia en la guerra. Sun Tzu sugiere que una guerra prolongada es perjudicial para el Estado y por lo tanto, la estrategia debe centrarse en ganar la guerra de la manera más rápida y eficiente posible.

Sun Tzu comienza el capítulo discutiendo el coste de la guerra. Señala que mantener un ejército en campaña cuesta al Estado cien monedas de oro al día. Esto incluye no sólo los costos directos de los suministros y la remuneración de los soldados, sino también los costos indirectos, como la pérdida de productividad de los hombres que han sido reclutados para el ejército en lugar de trabajar en sus oficios.

Sun Tzu argumenta que una guerra prolongada desmoraliza a las tropas y debilita al Estado. Como tal, un comandante hábil busca evitar las campañas largas y en su lugar se centra en estrategias que llevarán a una victoria rápida y decisiva.

Una de las formas en que Sun Tzu sugiere hacer esto es aprovechando los recursos del enemigo. Afirma que «uno puede obtener un carro completo y armadura de un estado en revuelta y armas suficientes para un regimiento de un hogar empobrecido». En otras palabras, el saqueo del territorio enemigo puede ser una manera eficiente de proporcionar suministros a tus propias tropas y al mismo tiempo debilitar al enemigo.

Sun Tzu también habla de la importancia de recompensar a las tropas con los despojos de guerra. Esto proporciona un incentivo para que los soldados luchen con vigor y eficacia.

Este capítulo también introduce la idea de «shi», que puede traducirse como «la disposición estratégica de las fuerzas». Sun Tzu sugiere que la ventaja no necesariamente pertenece al ejército más grande, sino al que es capaz de manejar mejor sus fuerzas y aprovechar las oportunidades estratégicas.

Por último, Sun Tzu subraya que el objetivo de la guerra no es la aniquilación del enemigo, sino la subyugación del enemigo. En lugar de destruir a las ciudades y a la gente del enemigo, un comandante sabio buscará tomarlas intactas. Esto no sólo es más eficiente en términos de recursos, sino que también permite al Estado ganador beneficiarse de los recursos y la productividad del enemigo después de la guerra.

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